Iniciamos los trabajos arqueológicos en el yacimiento. Hacemos una primera reunión a la que acuden Marcos Pérez y José Juan Torres para evaluar la iluminación dentro de la cueva, con el fin de determinar si esta era suficiente para el desarrollo de los trabajos de levantamiento 3d y visita virtual.
La luz ha vuelto a la cueva después de mucho, es muy diferente de la primera vez que entré totalmente a oscuras. Ahora además de facilitar el trabajo la hace un sitio más amable. Con la vuelta de la luz comenzamos a ver muchos más detalles que la primera vez que entramos con unas pequeñas linternas.
Así mismo, tenemos la primera reunión con Juan Miguel Torres quien comienza a aportar datos interesantes para la interpretación del yacimiento. Sobre la especie de malpaisomys insularis o ratón de malpaís, sobre los estratos, sobre la posible gran influencia de la lluvia en las distintas etapas de la misma ya que se aprecian estratos muy horizontales y con características que permiten afirmar que la lluvia tuvo en esta cueva un gran protagonismo. Nos habla sobre la posible continuidad del tubo hacia el norte por la curvatura del techo. En ese momento fantaseamos con la posibilidad de que pudiéramos estar en un jameo con dos bocas muy cerca y que fueran ocupadas en época aborigen. De ser así aún tendríamos otra cueva totalmente intacta.
Nos comenta la existencia de los planos de los militares quienes topografiaron numerosos tubos de la oliva.